Estos son los deportes que te ayudarán a controlar tus niveles de colesterol

 

Unido a una alimentación equilibrada, el abandono del tabaco y un reducido consumo de alcohol, el ejercicio físico supone uno de los pilares fundamentales de un estilo de vida saludable y no debe descuidarse en ninguna de las etapas de la vida.

Actividades como la natación, el senderismo, ir en bicicleta o pasear pueden ayudar a controlar los niveles de colesterol, tal y como explica la Fundación Española del Corazón en este artículo. En concreto, disminuye el colesterol total y los triglicéridos, aumentando la proporción de HDL (colesterol “bueno”). Eso sí, la intensidad, la frecuencia y la duración de los ejercicios dependerá de la salud y constitución de cada persona. Asimismo, el deporte puede ayudarnos a mantener nuestro peso ideal, fortalecer la musculatura y reducir el estrés o la ansiedad.

Actividad física recomendada para personas que tienen colesterol alto

La inactividad física es el cuarto factor de riesgo de mortalidad más importante en todo el mundo1 y sus efectos adversos potencian otros factores de riesgo. Con ello, resulta fundamental concienciarse acerca de los grandes beneficios que tiene la actividad física para la salud: además de ayudar a controlar el peso y bajar el colesterol LDL, puede ayudar a aumentar el colesterol HDL, bajar los triglicéridos y mejorar la salud del corazón y de los pulmones.

Si eres principiante en la actividad física, no es necesario que practiques ejercicio físico intenso aunque si de manera regular, se recomienda ir despacio al principio y seguir el consejo de tu médico. Por ejemplo, puedes empezar dando un paseo durante las mañanas y gradualmente prolongarlos para aumentar el ritmo.

Tomando como referencia la “Guía para controlar su colesterol” de la Fundación de Hipercolesterolemia Familiar, la actividad física puede clasificarse en:

  • Actividad ligera: se trata de una primera etapa de adaptación a la actividad física. En ella, destacan ejercicios como andar despacio (16 minutos/kilómetro) o realizar las tareas del hogar.
  • Actividad de intensidad moderada: supone el siguiente paso para empezar una rutina de ejercicio regular. Por ejemplo, puedes caminar a 10 minutos/kilómetro, hacer bicicleta o bailar.
  • Actividad de alta intensidad: en este grupo destacan actividades como correr a 7 minutos/kilómetro, practicar natación o aerobic y jugar al tenis o al baloncesto, entre otras.

Consejos para practicar deporte si sufres colesterol

Si tienes el colesterol alto y quieres practicar deporte, es importante que tengas en cuenta una serie de recomendaciones para hacerlo con seguridad y sin poner en riesgo tu salud. A continuación, encontrarás una serie de consejos que pueden ayudarte a hacer deporte con precaución:

  1. Recuerda calentar y estirar. Antes de cada sesión de ejercicio, dedica 5 minutos de calentamiento para movilizar todo tu cuerpo y activar los músculos. Al acabar, tómate otros 5 minutos para caminar a paso lento y que tu musculatura se enfríe.
  2. Escucha y observa tu cuerpo. Es normal que tu cuerpo esté algo rígido al principio. Sin embargo, si notas fatiga o un tirón muscular, cesa la actividad y descansa durante algunos días para evitar que se produzca una lesión más importante.
  3. Presta atención a las señales de aviso. El deporte tiene muchos beneficios para la salud física y mental, pero es importante realizarlo con moderación y adaptar las rutinas de entrenamiento a las necesidades específicas de cada persona. Las señales de aviso pueden ser: mareos, sudor frío, palidez, dolor muscular y presión en la parte superior del pecho. Si notas cualquiera de estos síntomas, debes cesar la actividad inmediatamente y acudir a un centro sanitario.
  4. Bebe mucha agua. Esto asegurará tu hidratación durante toda la rutina deportiva y evitarás sufrir mareos o una bajada de tensión.
  5. Sé constante. A no ser que tengas que cesar su actividad por razones de salud, trata de no abandonar el ejercicio y de seguir una rutina deportiva regular en tu día a día. Si te aburres, prueba a realizar un “entrenamiento cruzado”, es decir, cambia de actividad cada cierto tiempo. Por ejemplo, si utilizas siempre la cinta para andar, puedes hacer bicicleta o asistir a clases de natación, siempre y cuando lo hayas consultado previamente con tu médico.